martes, 2 de abril de 2013

NOCHES DE BOURBON & BLUES


Los kilómetros pasan inexorablemente bajo las ruedas de mi vieja moto. No recuerdo exactamente desde hace cuando tiempo ya.

El asfalto y gravilla son testigos mudos de mi viaje de Ulises. Purgando mis pecados. Condenado a vagar por la carretera por una eternidad.

Bares de carretera, gasolineras, sucios lavabos de área de servicio… Miradas desconfiadas y curiosas que escudriñan a través del polvo de mis vestiduras.

La vida nómada del que a ya, nada le queda. La vida nómada del fugitivo, del paria social, de quien perdió la esperanza pero no el orgullo.

Bajo la lluvia y bajo el sol. Jornada tras jornada del viaje que mecánicamente traslada mis doloridos huesos de un lugar a otro, sin rumbo definido.
Parando de vez en cuando para efectuar alguna reparación o realizar algún trabajo esporádico o de temporada con el que poder subsistir durante algún tiempo mas.
Durmiendo bajo la fresca manta de la noche estrellada y amaneciendo con las gotas de rocío poblando mi bigote y mi perilla en algunas ocasiones, o en una sucia y destartalada habitación de pensión de mala muerte en otras.

Recuerdos de una vida intensa y rápida… muy rápida. El ejército, las noches de bandas de motoristas, noches de cerveza y rock and roll… Que con el tiempo y la escuela de la vida se han convertido en noches de bourbon & blues en calma soledad.
Recuerdos de amigos que ya no están, de mujeres que no volverán, de familia de la que apenas me queda…
Los molinos de viento me saludan desde lo alto del cerro y niños de ojos enormes desde los asientos traseros del coche de sus asustados progenitores.


El sonido ronco del motor de mi montura y el frio destello de sus piezas metálicas son mis compañeros de viaje. Son los que pintan el cuadro que representa la escena de roadmovie en la que se ha convertido mi existencia.
Hace ya demasiado tiempo que no me visitan los demonios. Hace tiempo que juego al póker con mis fantasmas y ambos hemos aprendido a bromear mutuamente cuando descubrimos que vamos de farol…

Son las noches de bourbon & blues las que entonan la canción de mi vida y que describen la escena de cunetas, viejos pueblos, obstáculos, viejas amistades… Aunque también de los ojos de aquella mujer… Todos ellos quedaron atrás. Tan atrás que apenas puedo vislumbrarlos a través de los espejos retrovisores de la moto de mi recuerdo.

Decadencia en estado puro. Arrugas en la piel curtida, el olor añejo del cuero & el metal y secretos dolores articulares en cada hueso de mi cuerpo exteriorizan a la perfección el estado en que se encuentra la salud de mi alma.
Y esa mirada soñadora, perdida y vencida de músico olvidado. De viejo perro sabio que vaga por los caminos. De orgulloso guerrero mil veces vencido… aunque jamás en el campo de batalla. Y el reflejo en los ojos de mil noches de bourbon & blues.

Doktor Jeckill. 02 de abril de 2013.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Loteria de navidad

Jamás entenderé que con "la que está cayendo" existan miles de personas dispuestas a venir hasta Madrid, hacer cola durante horas bajo la lluvia y el frío y se gasten una barbaridad de dinero (20 uros por billetito mínimo) en la administración de lotería de "Doña Manolita".

Ni ilusión ni ludopatía ni pollas. Que muchos no tenemos ni para comer, ¡joder!.

Tal vez sea porque mi manera de pensar se base en esa clase de educación basada en el estudio y el trabajo.
De la recompensa justa a un denodado esfuerzo realizado y en la búsqueda de la excelencia en las labores por hacer.
(Precisamente el tipo de valores de los que se mofa la actual sociedad).

El afán por el dinero rápido y fácil, sin esfuerzo previo. Pero sin caer en la cuenta de la nefasta inversión de aportar un montón de dinero en un décimo de lotería que tan solo en una pequeña porción de ocasiones, resultan ser premiados.


Manifestacion contra la LIVG y a favor custodia compartida

18-11-2012. 12 de la mañana.
Cientos de hombres y mujeres se reúnen en la Puerta del Sol de Madrid.
Muchos de ellos llevan a sus pequeños. Felices y sonrientes porque disfrutan de un fin de semana con sus papás.

No hay cobertura de los medios. No interesa. El lobby feminista les ha prohibido cubrir la noticia bajo pena de la destrucción de la carrera del osado periodista que se le ocurra revelarse contra el sistema impuesto por la izquierda de los lazos morados.

Abuelos, familiares, novias, esposas... Afectados por un sistema legal de un matriarcado radical impuesto, a golpe de leyes de corte nazi, prohibidas expresamente por la corte de derechos humanos de Estrasburgo, pero que sin embargo, se aplican con plena impunidad en España.
Nadie sospecha de la ignonimia hasta que le toca de cerca. Pero ahí está.

Un sistema al servicio del lucro económico y de poder del lobby feminista, además de un sistema ilegal de financiación de los partidos políticos de la izquierda y sus acólitos.

Gentes llegadas desde los mas lejanos puntos de España e incluso Portugal y una mas que generosa presencia de mujeres que apoyan la causa justa de la igualdad REAL. Para nosotros un gigantesco apoyo y un símbolo de que no está todo perdido a pesar de los millones de euros destinados por el sistema para lobotomizar y aleccionar a la sociedad y muy especialmente al colectivo femenino.

Todos contra el sistema ideológico dictado por la demente Valerie Solanas y seguido por las hembristas con el apoyo y financiación del gobierno de turno.

Una hermosa jornada dominical en la que el sol lució generosamente con aquellos desarraigados que han sido maltratados por el sistema hasta la extenuación.

Un homenaje a esos padres preocupados e implicados en la crianza y educación de sus peques y por extensión, abuelos, novias,familiares y amigas. Todos víctimas del odio y la misándria que va rubricada directamente desde el gobierno.

lunes, 27 de agosto de 2012

Que yo guarde silencio...

Que yo guarde silencio no quiere decir que te de la razón.
Que no diga nada, no significa que esté avergonzado.
Que no me pronuncie sobre algo, no da luz verde a tus propuestas o reproches.

Tal vez la edad me ha enseñado a esperar.
A dejar que las cosas sucedan a mi alrededor para que afirmen mi postura.
A dejar que pienses por ti misma y decidas siendo ama de tus propios sentimientos.
A saber que si al menos una de las dos personas conserva la calma, perdurará la cordura.

Si guardo silencio y callo, no significa que te ignore o pase de ti, sino que desde el respeto y la admiración que siento por ti, aguardo a que pienses las cosas un par de veces, con sus correspondientes nuevas perspectivas.

La vida me ha enseñado que para ganar algunas guerras, es necesario perder algunas batallas o incluso no presentar batalla en la mayor parte de ellas. Estériles, inútiles... salvo para producir daños que tardarán en cicatrizar.
Secretos del “cuerpo a cuerpo” que los viejos guerreros conocemos.

Viejos guerreros con el corazón mil veces herido. Viejos luchadores con el alma herida de muerte desde hace tanto tiempo...

Silencios de espoleta retardada que ahora no dicen nada, pero mas tarde estallarán en tu conciencia cuando pienses con mas claridad. Sin la bruma de un enojo o un mal entendido enturbiando tu buen criterio.
Silencios de respeto y cariño hacia alguien en quien confío en su buena conciencia y mejor hacer.

Aguardando el final de la tormenta como un rudo y viejo marino, que sujeta firmemente el timón de la nave bajo la tormenta para poder llegar a un puerto seguro o a que las nubes se disipen dando de nuevo paso a la calma.

Que yo guarde silencio no quiere decir que te de la razón
que no diga nada, no significa que esté avergonzado
que no me pronuncie sobre algo, no da luz verde a tus propuestas o reproches.

Doktor Jeckill. Agosto de 2012.

El tren de los sueños rotos



José era vigilante de seguridad. Custodiaba una vieja estación de ferrocarril abandonada por la que hacía ya mucho tiempo desde que había pasado por sus viejos y oxidados raíles el último tren hacia la gran ciudad.
Un tren de dolor y miseria en una zona en la que sus moradores habían tenido que emigrar para buscar un futuro digno en algún lugar lejano.

Atrás habían quedado el glamour de los viajeros de principios del siglo XIX con sus ricos ropajes y sus maletas de piel. Atrás habían quedado los tiempos siguientes en los que desheredados de la comarca, huían de la miseria y la desocupación.
Aquel había sido durante épocas, el tren de los sueños rotos de miles de personas que habían acabado abandonando la comarca, abandonando a sus familias y seres cercanos.

Decenios después, algún político había decidió rehabilitar aquella vieja estación ferroviaria para crear algún tipo de equipamiento municipal para la comarca. Por ello debía de ser custodiada a la espera de las obras, para evitar el destrozo y pillaje de gamberros, grafiteros y chatarreros desaprensivos.

Se trataba de una estación tranquila en medio de la nada. Cubierta de polvo, telarañas y viejos calendarios en las desconchadas paredes que databan de las fechas en que dejó de prestar servicio el ferrocarril en las décadas de 1900.
Sillas y mobiliario aún quedaban desperdigadas por las viejas estancias bajo una gruesa capa de polvo grisáceo y los colores ocres de la construcción tomaban un intenso tono saturado a la puesta de sol, haciéndo trasladar la imaginación de José a una especie de túnel del tiempo en el que en cualquier momento podrían aperecer por allí lujosos carruajes de tiro de caballos con una representación de la vieja nobleza europea en su interior, o la ruidosa llegada de una locomotora de vapor con sus vagones de madera y hierro forjado en los pasamanos.
Manivelas de bronce, juntas de cobre y olor a cuero. Brocados, telas de Cashmir y plata vieja.
Espiritus o almas de los ancestros y de clases sociales extintas desde hace mucho tiempo o en deshuso.
Gañanes acarreando maletas y dando de beber a las monturas, viejos ferroviaros de largos y gruesos ropajes con una gorra roja, una bandera y un silvato dando salida al tren desde la cabecera del convoy.

José trabajaba durante el turno de noche. La magia de aquella estación unida a la del páramo en donde se encontraba le gustaba.
Durante las horas anteriores al amanecer, una espesa niebla baja se apoderaba del páramo, creando una escena fantasmagórica e irreal del sitio, que a mas de un compañero de José había echado para atrás a la hora de quedarse trabajando en aquel servicio.

Decían las viejas lenguas del lugar que el lugar estaba encantado. Que en ocasiones los mas viejos de lugar habían podido ver con sus propios ojos un viejo tren pasar por allí con su gran ojo ciclópeo rasgando la oscuridad de la noche y las viejas vías inexistentes en algunos tramos del páramo. Otros (algo mas jóvenes) solamente relataban que desde que la ruina se había instalado en la comarca, el viejo pitido y el resoplar de las calderas del tren, se podía escuchar en el silencio de la noche en algunas ocasiones en las que la niebla se apoderaba del reino de la oscuridad del páramo local.

José no era supersticioso. A sus cuarenta y tantos años de edad y una vida mas que exprimida en experiencia y sensaciones, tan solo pretendía cumplir con su jornada laboral sin emociones ni sobresaltos.
Empleaba el tiempo en trastear en su vieja motocicleta durante las pocas horas de luz de las que disponía desde la hora de entrada a su trabajo hasta que el atardecer, daba paso a la noche. Después un buen libro, una vieja televisión portátil o incluso alguna que otra cabezada de veinte minutos entre ronda y ronda, ocupaban la rutina del vigilante en un servicio mas que tranquilo y regular.

Los paseos con la linterna, patrullando las instalaciones durante la noche, eran mas que suficientes para mantener alejados a los pocos interesados en acceder ilegalmente al lugar, porque resultaba fácil ver el haz de luz desde kilómetros de distancia y saber que el lugar se encontraba custodiado por un agente competente.

Nunca había hecho caso de las viejas leyendas del lugar. Folclore con encanto literario pero sin fundamento verídico alguno que no turbaba en absoluto su descanso. Nunca había tenido miedo del pasado, de los muertos o de las leyendas. Se limitaba a temer prudentemente la incursión de asaltantes en mitad de la noche, que buscasen metales, madera o cualquier cosa por la que en la actualidad de miseria y ausencia de valores, la gentuza de la peor especie son capaces de matar.


Aquella fría noche de otoño José había estado escribiendo unos poemas. Un reciente disgusto de tipo sentimental había aflorado en él su lado mas romántico y poético. Un corazón roto que se apoya en la rigidez de una pluma y la sinuosidad azul de su tinta para encontrar una válvula de escape a la tormenta que se sucedía en el interior de su alma. Viejas heridas del espíritu agolpadas en su pecho que le oprimían de una manera seca y silenciosa.

Tras una frugal cena de fiambrera y unas cuantas horas en la paz de la noche, José salió a realizar una de sus rutinarias rondas exteriores por el perímetro de la estación y alrededores. Con la linterna apagada en su mano, sus botas tácticas y su uniforme oscuro, caminaba por el páramo despacio, tranquilo, disfrutando del frescor de la noche y de la inmensidad del cielo estrellado. De hecho podía contemplar el largo anillo de pequeñas estrellas que formaban la via láctea en el lienzo que se extendía sobre él. Según la vieja teoría que dice que las estrellas representan a nuestros difuntos y seres queridos fallecidos, miles de almas le contemplaban en forma de puntos de luz en el firmamento durante esa noche.

El silencio de la soledad del páramo solo roto por sus propios pasos y de vez en cuando, el de algún animal que escapaba asustado por estos, desde un matojo o accidente del terreno cercano.

El vaho que exalaba José desde sus vías respiratorias y que se extendía hacia arriba en gráciles volutas de vapor, se veían al contraluz de la vieja bombilla de su caseta de vigilancia unas decenas de metros mas allá, en la estación.

De repente, una extraña niebla se empezó a apoderar del páramo. Una niebla rápida, sigilosa y misteriosa que reptaba por el terreno a una escasa altura. El frío se hizo mas presente, pero un frío diferente. Era como un húmedo frío de tumba. El aire dejó de oler a jaras, tomillos o musgos propios del terreno para dar paso a un rancio aroma a cuero viejo, carbón quemado y estiércol de caballos.
Un pitido en la lejanía y la presencia de un foco de luz anaranjado atravesando la niebla y la noche a unos kilómetros de distancia, dejaron claro a José que una vieja locomotora de vapor se aproximaba por la vieja vía.
Pero eso no podía ser. Faltaban importantes tramos de raíles en algunas zonas... O no, o tal vez podrían haber reparado la vía sin él saberlo y se trataba de un trayecto de prueba para volver a poner el tren en servicio en una especie de ruta histórica con un viejo tren de museo ferroviario.
En ese caso, tal vez deberían de haberle avisado. Pero no. eso no podía ser.

Entendió entonces que tal vez se había quedado dormido y un furtivo sueño, influenciado por el folclore popular local había dado forma a este tipo de fantasmas en su estado de somnolencia. Mmmmm. No. Se dió cuenta fehacientemente de que no se encontraba bajo el influjo de los brazos de Morfeo. ¿La comida?, ¿una intoxicación?, ¿una broma?..... No. no había explicación. Se encontraba definitivamente despierto, consciente y pensaba con claridad y rapidez.

En ese intervalo en que José trataba de racionalizar la situación y regresaba hacia el andén y construcciones de la estación, vió como la negra locomotora de vapor, con su haz de luz del foco delantero, atravesaba la niebla y llegaba como si de un cíclope gigante se tratase, hasta el viejo andén. Parándose en el lugar en el que a bien seguro, los viejos trenes lo hacían en tiempos pretéritos.

Un tren con gente vestida de época, unos con lujosos ropajes y otros con viejas ropas y harapos de la clase mas humilde se adivinaban en el interior de los vagones a la luz de antiguas lámparas de petroleo. Algunos de ellos salieron, otros que aparecieron de la nada con hatillos, maletas, enseres, subieron al tren y un viejo jefe de estación de piel y barba blancas permanecía en la cabecera de la estación.

José se dirigió hacia este último con la esperanza de identificarlo de alguna manera, a pesar de no estar muy seguro de redactar un informe de novedades que narrase lo que estaba viendo. Era mas que probable que acabase de baja médica por locura o despedido.

Al llegar al viejo jefe de estación, este le sonrió. Era un hombre de aspecto duro, tosco, pero agradable. Inspiraba el tipo de confianza que dan las personas que han vivido mucho e intensamente. Que son grandes y responsables expertos en lo que realizan. Que miran de frente, a los ojos y dan la mano con fuerza y cordialidad.

- ¿No vas a subir al tren, José? . Le preguntó el hombre de manera cordial
-¿como?, ¿que? , no entiendo. ¿quien es usted? , ¿que es toda esta mierda?. Interrumpió José.
Verás. Este tren hoy a venido por ti. Hoy para en esta estación para que decidas si quieres venir. Tus viejos amores, tus seres queridos, tus sueños rotos se encuentran en algún lugar al que no puedes acceder por otros medios. Solamente podrás hacerlo en este tren. Hoy y ahora.

José observó hacia atrás. Lo que había en la estación. Sus cosas, su motocicleta. Su caseta de vigilancia habilitada en el viejo despacho del jefe de estación. Todas ellas estaban en una estación de tonos apagados, pero nueva, con las cosas en perfecto uso y las instalaciones en pleno funcionamiento. Ni rastro del polvo, las cosas rotas ni la decrepitud de siempre.

Observó también hacia el interior de los vagones. Caras conocidas y sonrientes que parecían invitarle a subir con ellos. Cordialidad, paz, buenos sentimientos...

Pero José pareció de repente salir de su letargo. Sin dejar de estar algo confuso decidió que se quedaría allí. Con su vida, con su moto y con su vieja estación. Se lo comunicó al anciano jefe de estación y este asintió con la cabeza para a continuación levantar la bandera y dar con el silbato la señal al maquinista para abandonar la estación hacia su destino.

El tren avanzó lentamente a lo largo del andén por las viejas y chirriantes vías llenas de óxido y se alejó bramando bajo una nuve de vapor.
José se quedó mirando como se alejaba durante algunos minutos hasta que el último vagón y su farolillo rojo desaparecieron tras la niebla que inmediatamente comenzó igualmente a desaparecer.
De nuevo la noche era fría, despejada, con un manto de estrellas y el vigilante se encontraba en una vieja estación decrépita y en deshuso llena de polvo.

Decidió contarme esto una noche de borrachera años después de que le sucediese. José es ya un hombre viejo, ajado, con el pelo blanco y la piel surcada por cientos de arrugas. Es sin duda un hombre sabio. Un viejo dinosaurio del gremio de la seguridad. Quemado, pobre y solo, al que tan solo su vieja motocicleta saca en ocasiones de su ensimismamiento.

Tiene muy pocos amigos entre los que me incluyo. A los que ve de cuando en cuando a lo largo del tiempo y de una sólida amistad. Esa misma amistad que hace confesar en un ataque de sinceridad etílica, esas cosas que jamás puedes contarle a nadie, en ninguna otra circunstancia.

Cuando le pregunté a José si volvería a esperar a ese tren que decidió no coger, me respondió que se tiró años haciéndolo, hasta que perdió la última esperanza de ello. A pesar de no estar muy seguro de hacerlo en esa otra ocasión. No sabe siquiera muy bien si se arrepiente de no haber tomado aquel tren en aquella noche misteriosa de su pasado.

Continúa vigilando la vieja estación, pero sabe que ya jamás regresará el tren de los sueños rotos. El tren que solamente pasa una vez en la vida. El tren que si dudas, no confías o temes, se marcha para siempre, sin la remota posibilidad de que nunca mas regrese a tu vieja estación para llevarte “a Dios sabe donde”.

Doktor Jeckill. Agosto de 2012.

jueves, 9 de agosto de 2012

EL DUELO.



Tictac, tictac... El reloj saluda con su aguja canija describiendo circulos regulares en la esfera, adelantando por el carril izquierdo a las otras dos agujas mas lentas, mas grandes, mas pesadas.

La noche transcurre inexorablemente, solo rota por el aullido lejano de una sirena de policía o el eco lejano del camión de la basura realizando su necesaria pero ingrata misión.

Un vaso de pacharán fresquito sobre la mesa y gotas de sudor que perlan mi piel sobre mi frente. Las teclas del ordenador que se hunden una y otra vez, bajo en repetitivo tacto de mis dedos sobre ellas.

Me traen recuerdos de amores y fracasos, de luchas y derrotas, de una vida en ritmo de blues y un pasado que parece el guión de una mala “road movie” de serie B.

Hacía meses. Tal vez años, que no escribía. Las palabras se agolpaban en la punta de mis dedos, en mi cabeza, en mi alma... Pero una especie de miedo escénico, un temor, una confusión mental que impedían que pudiese hilar con coherencia mas de tres palabras, se había apoderado de mi durante todo ese tiempo.

Ahora estoy solo frente a frente al ordenador que me mira fijamente. Desafiándome con el brillo de su mirada fría y calculadora, producto de complejos códigos binarios y funciones matemáticas que jamás llegaré a comprender.
Como un matón a sueldo me mira burlón y me desafía a que aporree su teclado... si tengo las pelotas suficientes para hacerlo.
Y como en una peliculas del Oeste americano, desenfundo mis pensamientos y los disparo digitalmente sobre las teclas instintivamente.

El reflejo de lo que fuí en otro tiempo ha hecho que gane este duelo. Estoy escribiendo, estoy expresando mil cosas que me suceden, que siento, que pienso... y las condeno al tedio de la eternidad al plasmarlas en esa pantalla blanca y desafiante del fondo de este diabólico aparato computador.

Mañana será otro día, será otro duelo. Debo escribir un reportaje y tantas y tantas cosas, que voy a apurar la copa y voy a dejar descansar al peligroso pistolero del verbo que sin recordarlo, aún llevo dentro.

Porque todos sabemos que al fin y al cabo... Una pluma, siempre será mas poderosa y mortal que un revólver.

Doktor Jeckill. Una noche calurosa de agosto de 2012.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Con la edad...

Cuando uno llega a cierta edad, se da cuenta de cosas en las que antes no había reparado o bien había pasado por ellas sin mayor trascendencia.

Cuando se ha tenido una vida intensa, plena, llena de alegrías y de desgracias, sometiendo al corazón y a la mente a esfuerzos que otros jamás llegarán a experimentar, uno se ralentiza y cansado mira hacia su pasado. Coje otra bocanada de aire y continúa respirando para el resto de sus días.

Es en uno de esos momentos en los que uno dispone de tiempo y neuronas suficientes para ver esos pequeños detalles que nos hacen la vida mas fácil o mas difícil. Las cosas que influyen sobre nuestra vida de manera indirecta, al provenir de la interrelación de nosotros mismos con nuestro entorno mas inmediato.

Personas en las que confiábamos y nos han apuñalado por la espalda, gente que hemos conocido y nos apetecería “desconocer”, gentucilla varia que vive en sus “mundos de yuppie” y pasa sobre las costillas del resto de los mortales como un elefante en una cristalería...

Y por el contrario: Esas otras personas que parecían algo menos cercanas, menos afines o a las que vemos de “pascuas a ramos” y que sin embargo, nunca te fallan. Personas a las que respetas profundamente, no por educación, sino porque se lo han ganado a pulso y a lo largo del tiempo.


Yo soy una de esas personas que con la edad, me vuelvo cada vez mas huraño, raro y freak. Me suele molestar sobremanera la compañía de la masa borrega, de los gañanes y de la gente con una absoluta falta de modales o consideración hacia los demás. Egoístas de pataleta que continúan comportándose como críos de 8 años.
Y también de esa otra “categoría humana” que finge ser educada, amable , exquisita, simpática, pero que en el fondo se trata de vendedores de humo, enmascarados con una careta de simpatía y empatía que en el fondo, esconden un mundo maquiavélico de rencores, negatividades, envidias y profundos complejos.

Por desgracia, es de lo que mas abunda en nuestros días. Tiempos en los que se fomentan las prácticas y actitudes mas nefastas y se ridiculizan los sagrados valores que cimentaron cualquier sociedad que mereciese la pena en cualquier momento de la historia.

En el trabajo, en el bar, en tu círculo familiar o de amigos... Siempre hay un chivato, un manipulador, un mentiroso que, incapaz de resaltar por sus propios valores, se dedica a dinamitar las acciones de los demás.

“Amiguetes” que estan para las copas, pero cuando se trata de arrimar el hombro, se convierten en hábiles escapistas que desaparecen en el fondo de cualquier chistera.

Mujeres que se arriman al mas “dotado” económicamente o al mas sinverguenza, para después lamentarse de ser tratadas como meretrices y no sentirse queridas por un hombre sincero.

Ratas que abandonan el barco, al primer atisbo de marejada o pequeña via de agua, dejándo a su suerte a quien hace mas bien poco, arriesgó su vida para salvar las suyas.

Si. Me he vuelto muy raro. Mas introvertido en mi Mundo de fotografía, mis escritos, mis mierdas... Y cada vez me molesta mas la gente.

Solamente me encuentro mejor ante la belleza de la gente que es bella y reluciente desde su interior, de la inocencia y lealtad de los animales y de la capacidad plástica de una creación artística de la índole que sea.

Aprecio el olor a tierra mojada, el susurro del viento y la inmensidad de un trueno en una noche de tormenta.
Aprecio a esos amigos para los que no vale mi dinero, o esos que se presentan de improviso con la mejor de sus sonrisas cuando saben que andas jodido y agazapado en tu concha.

La caricia del sol sobre la piel y el dolor de las heridas cuando has sobrevivido a ellas.
Aprecio los retos que me hacen mejorar como persona y me hacen disfrutar del camino que recorro para lograrlos.

Aprecio y desprecio tantas cosas, que precisamente me hacen saber o sentir que soy humano. Porque si no, pensaría mas a menudo que estoy de mas en este Mundo de mierda, que de vez en cuando, nos ofrece jugosas satisfacciones... aunque cada vez menos.

Doktor Jeckill. Ago. 2012.

viernes, 13 de julio de 2012

D.E.P. Blacky 09-07-2012

Blacky. Cabronazo de 8 años. Perro viejo que sabe camelarse a quien sea. Macho alfa que mea allá por donde pase. Anarquista y vago por convicción. Vicioso del olisqueo.
Fuiste perro de defensa, aunque sé, amigo mío que hubieses sido feliz buscando drogas o explosivos. Lo tuyo no era morder, sino hallar universos de texturas en los distintos olores que la vida te ofrecía.
El calor te agotaba mas que a otros, hasta el punto de hacerte vomitar o comer poco.
Tu entusiasmo te llevó a joderle el hombro a mas de uno de tus guias habituales o a que no te sacasen a olisquear las calles tantas veces como a ti te gustaría.

Me mordiste, me buscaste algún lio al fugarte a "conocer" a algún otro perro que pasaba por allí, no cagabas ni meabas para conseguir que te sacase por las calles. Fuiste siempre un cabrón... con mucha gracia.

Tu entusiasmo y la "fiesta" que hacías cuando me veías. Como me echabas de menos cuando yo libraba, la complicidad que llegamos a tener con el tiempo...
Me parten el corazón cuando se que ya no estás.

Una puta oclusión intestinal acabó en 24 horas con tu viveza, tu entusiasmo, tu juventud.
Nadie adivinaba tu edad, amigo. Porque estabas lleno de vida y salud.

Te echo mucho de menos cabronazo.
Acuérdate un poquito de mi, allá adonde estés, porque sin quererlo y sin mi colaboración, lograste robarme un pedazo de corazón.

Descansa y folla todo lo que puedas en el cielo de los perros. Y olisquea todo lo que en vida no pudiste olisquear.

Te echaré mucho de menos.

sábado, 26 de mayo de 2012

La máscara


viernes, 11 de mayo de 2012

La olla

En ocasiones, la olla express alcanza tal presión que necesita abrirse. No es suficiente con el puto pitorrito que libera algo de presión montando un escándalo infernal.

A veces, es mejor sacar la olla del fuego y dejarla enfriar en el exterior, para después abrirla y limpiar toda la mierda que ha quedado pegada en su interior.

Y en eso estamos. Buscando un buen lugar en donde enfriar la olla. Meterle dos patadas a lo que se interponga en mi camino y rebobinar el disco duro en presencia de un entorno completamente diferente.

Atando cabos. Renovando homologaciones profesionales que me caducan y que me pueden servir, buscando nuevos horizontes geográficos y buscando un buen trabajo lejos del hogar...que ya ni es hogar ni mierdas.

El currículo actualizado y traducido al inglés, la moto limpia y el equipo de fotos puesto a punto para emigrar.

Dejar atrás las diferencias entre hombres y mujeres, rojos y fachas, extracomunitarios y europeos, españoles y nacionalistas (estos últimos: tanto los gilipollas, como los asesinos).

Hace mucho tiempo que me declaré públicamente "disidente político español", pero tal vez, ha llegado el momento de colarme en una embajada y pedir asilo político o simplemente, pillar carretera y que le den por culo a todo y a todos.

Mucho trabajo, ni un puto duro. Matarse a trabajar para solo sobrevivir penosamente y de manera casi mísera me ha hecho llegar a la conclusión que algo no estoy haciendo bien.
Influye, por supuesto (demasiado) el estar atado a una nómina de la que cientos de carroñeros con toga o corbata viven de puta madre a costa de mi sudor y mis carencias mensuales. Atracadores con uniforme policial y asaltadores de caminos vestidos de verde al servicio del "sheriff de Nothingam"...

Es paradójico por ejemplo, que la clase política española, haya conseguido convertir a la guardia civil de tráfico, en los modernos salteadores de caminos del siglo XXI, cuando ese benemérito cuerpo, fué creado allá por 1844 por el Duque de Ahumada precisamente para luchar contra los salteadores de los caminos de aquella época.

La sociedad está gravemente enferma. Los valores existentes, no coinciden con lo que yo entiendo como moralmente aceptable y la convivencia entre personas, se ha convertido en una mala tolerancia entre todos, en un finísimo equilibrio que imponen políticos y jueces corruptos, al servicio de los lobbys de poder y presión.

Que paren este tiovivo de mierda, que yo me bajo. Prefiero vivir en un lugar donde tenga que aprender unas nuevas habilidades sociales, un idioma o una manera de ver la vida que esta mierda que ya conozco... y no compro.

Prefiero sucumbir en el intento con el peso de mi persona sobre las rodillas, que el peso de toda la sociedad pútrida que me rodea sobre mis hombros.

Acepto ofertas laborales, sexuales y de vivienda en el extranjero... y tal vez (solo tal vez), en este "Mordor del siglo XXI" que un día se llamó España... siempre que sea en una pequeña población en la que la vida sea tranquila, sencilla y se valore a las personas por como son. No por su cuenta corriente o por lo sucios que puedan llegar a ser.

lunes, 27 de febrero de 2012

Noche de concierto... sobre ruedas


A veces, cuando vemos a una parejilla de enamorados, nos choca que no sean siempre altos, guapos, sanos, rubisimos, con los ojos azules y un yogur desnatado en la mano.
Pero el amor no entiende de barreras, de limitaciones... Salvo cuando una sociedad cada vez mas estúpida, se empeña en etiquetarlo de una u otra manera.
De sentirse juez, jurado y ejecutor de nuestras propias minusvalías mentales reflejadas en nuestras críticas, nuestros temores, nuestros límites en una escasísima amplitud de miras, pretendiendo imponer escarnio público a aquellos que osen saltarse los límites (mentales) de los mas obtusos (y numerosos).

Vivimos en una sociedad del "buenrrollismo", de lo "políticamente correcto"... hasta haber llegado a un nivel de estupidez supina.
Las minusvalías no existen en nuestro sistema locomotor o cognitivo. Solamente nacen de una mente enferma o un corazón oscuro.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Acabando el día.



Son las siete de la mañana. Fin de semana.
Camino por pasillos vacíos y escucho el sonido de mi propio paso acelerado. El murmullo de unas escaleras mecánicas que aguardan mi llegada unos pasos mas adelante y el hallazgo de los primeros seres humanos en la soledad del túnel de la estación. Devuelvo el saludo y comparto la mirada cansada pero complaciente de los muchachos que velan por la seguridad en la red del Metro de Madrid.

Vagones solitarios pero bien iluminados que se cimbrean en las curvas del túnel como las caderas de Shakira, hacen que prefiera sentarme en uno de esos asépticos e incómodos asientos de plástico que bordean el perímetro del vagón por su interior.

Pintadas de gilipollas egocéntricos que creen que expresan arte, cristales arañados por niñatos sin civilizar, medios de salvamento o evacuación maltratados y deteriorados por esa misma “fauna”...

Sentimientos de aprobación hacia los trabajadores del metro y desaprobación hacia los usuarios que encuentro de cuando en cuando. Chavales que no superan los veinte años de edad, completamente borrachos que dormitan (cuando no roncan directamente), al borde de la inconsciencia absoluta, recorriendo la línea ferroviaria de fin a fin, usando el vagón como improvisado dormitorio resaquil.

Al salir de la estación, me abofetea en toda la cara un fuerte y hediondo olor a vómitos. Mas borrachos, fumetas y perroflautas en el exterior de la estación de Tribunal, mientras que los operarios del ayuntamiento limpian denodadamente y con esfuerzo, toda esa montaña de pis, vómitos, envases vacíos de bebidas, colillas de cigarros y mierda variopinta que los allí presentes aún arrojan a los pies de los barrenderos con relativa mofa y desprecio.

Bromas entre desconocidos e intentos de confraternizar en medio de eflubios alcoholicos que les hacen resultar patéticos a los ojos de quienes no se encuentran en su mismo estado (los menos).

Continúo caminando calle abajo con paso acelerado. Hace un frío de pelotas y tengo que esquivar continuamente a grupos de mas borrachos que, envalentonados por el abrigo del grupo, se golpean accidentalmente como estúpidas polillas o rompen deliberadamente, todo lo que se encuentra en un radio de distancia de unos dos o tres metros a su alrededor.

En cada esquina, como si se tratase de mobiliario urbano puesto por el ayuntamiento, chinos cargados con latas de cerveza y bolsas con algo caliente para comer. Puntuales durante la noche de fin de semana para atender la demanda de erráticos beodos que tras el cierre de garitos varios, deambulan sin rumbo concreto por las calles.

Un poco mas allá, saludo a las voluptuosas señoritas que ejercen el oficio mas antiguo del Mundo con la esperanza futura de pagarse un viaje a Thailandia y realizarse una operación de cambio de sexo (ahora llamado “género” por las hembristas) y que suelen ser la primera sonrisa y palabra amable que recibo por las mañanas cuando salgo a trabajar muy temprano desde hace años.

Llego a casa. Por fin, tras setenta y dos escalones de ascenso por unas viejas escaleras de madera que antaño vieron la suela de los zapatos de hidalgos y villanos de varios siglos, giro con la llave la cerradura de seguridad y penetro en la calidez, el silencio y la paz de mi hogar.

Unos ojillos inquietos y atentos, enmarcados en un rostro peludo, me aguardan a los pies de la entrada esperando una caricia y un saludo. Sandokán, el gato, que con poca cancha que le dé, intentará jugar pegándose conmigo durante un rato mientras me desvisto.

Una voz que llega desde lo alto del dormitorio me saca de mi mundo. “Cariiii, vén”. La frase se repite como un ruego lastimero de un ser de ultratumba.
Pero no es tal, sino Carmen, que me llama desde la cama, sumida aún en alguna de las fases del sueño, que busca el contacto epitelial con mi piel, bajo las sábanas.
Acaba el día para mi, aunque paradójicamente, en breve comience para el resto de mortales.

Doktor Jeckill. 2011.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Contra la industria artificial del "maltrato a la mujer"


Creo que nadie justifica la violencia contra la mujer....... ni contra los perritos, los gatitos, los ancianos o los niños. Hasta aqui todos estamos de acuerdo.
¿Por que entonces se incita públicamente con linchamiento mediático incluído hacia los hombres INOCENTES, pero acusados de violencia contra sus parejas?
El negocio hembrista, que ha apoltronado a cientos de tipejas (y tipejos) en despachos institucionales con cargo (¡y que cargo!) al erario público y que tan solo predican el odio, la misandria y la persecución del hombre por el mero hecho de serlo.

Destrucción de familias, hijos sin padre, miles de hombres (Mas del 5% de la población masculina española afectada) arruinados, encarcelados, convertidos en parias sociales...
y TODO POR LA "PASTA".

Me cago en el dia internacional contra la violencia a la mujer con la misma fuerza con la que defendería a una mujer que esté siendo realmente agredida o maltratada.

En mi pasado ya lo hice y sacudí a mas de dos indeseables por ese motivo, pero también sufrí en propias carnes el calvario resultante de una denuncia falsa.

Soy un hombre fuerte y equilibrado emocionalmente, pero confieso que tal ignonimia sufrida, caló en mi, dejando una huella muy visible y marcada, de la que nunca podré librarme.

Que existan malas personas, no podemos evitarlo, pero no les demos ni el poder, ni el dinero, ni la justificación para lucrarse con la destrucción de personas inocentes.

NO A LA LIVG, NO AL SAP, SI A LA CUSTODIA COMPARTIDA DE LOS HIJOS POR DEFECTO Y NO A CONVERTIR A UN HOMBRE EN UNA MERA "HUCHA" A LA QUE SANGRAR.
Y SOBRETODO, NO A LAS DENUNCIAS FALSAS Y A QUE CAIGA DE OFICIO, TODO EL PESO DE LA LEY SOBRE ELLAS.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Linchamiento y paranoia mediática de género

Harto de la paranoia y la caza de brujas que ha creado la maquinaria propagandística del gobierno y el lobby hembrista.

Hemos llegado a un nivel de paranoia generalizada y esta gentuza ha conseguido que a cualquier hombre se le considere (y trate) como a un bestia maltratador.

Sin ir mas lejos, ayer 18 de octubre de 2011, aprovechando que me encuentro de vacaciones en mi trabajo (me debían 15 días), acompañé a diversos sitios a mi pareja.
Nada importante. Simplemente recados rutinarios y algún paseo por la zona centro de Madrid para cuestiones de lo mas doméstico.

Desgraciadamente, mi pareja cayó por las escaleras del portal de casa (una vieja edificación con solera y escaleras de madera) el viernes pasado. Un importante golpe en la cabeza con herida inciso-contusa que le ha merecido una costura en forma de “L” , que por suerte oculta con el flequillo, tres puntos debajo de la barbilla y el labio inferior bastante perjudicado al ser perforado por las piezas dentarias.

Ayer martes, el hematoma de la cabeza, por cuestiones de la fuerza de la gravedad, le había producido que llevase los ojos morados por la acumulación de la sangre del golpe en la cabeza.

La “primera en la frente” fué en la consulta del médico de cabecera. Preguntas de parroquianas sobre “si había denunciado”, empecinamiento del médico en aplicar test y protocolo sobre maltrato e incluso comentarios dándo por sentado un maltrato de pareja por parte de las administrativas del centro de salud.

Posteriormente, en la calle, miradas hacia ella, primero y después hacia su acompañante (yo) que íbamos de la mano. Las miradas hacia mi por parte de los viandantes eran un poema. Un poema de desprecio y gestos.

Nos acercamos al Corte Inglés de Sol. Tercera planta. Consumíbles de informática para comprar un cartucho de tinta para la impresora.
Las maduritas dependientas que suelen colmarme de sonrisas y atenciones normalmente, hoy contemplan a mi pareja... me miran de arriba a bajo a mi y con cara de desprecio y una gélida frialdad hacia mi, me “despachan” rápidamente sin proporcionarme lo que buscaba, ni molestarse en mirar en el ordenador si podía haber stock en almacén o en otro centro cercano (cosa que suelen hacer en las otras ocasiones).

Ya fuí hace años acusado falsamente por malos tratos. Condenado por la sociedad, la prensa del lugar y por una jueza prevaricadora. Posteriormente fuí absuelto judicialmente de todos los cargos (en apelación) y aceptado por la totalidad de la gente que me conocía realmente.
Solamente fuí apoyado en aquella ocasión por mi familia y paradójicamente, por mis ex-parejas que sabían perfectamente que mi carácter y forma de ser, eran incompatibles con las barbaridades que fiscales y periódico (La voz de Galicia) describían sobre mi.

Ayer volví a sentirme maltratador. Volví a sentirme paria de la sociedad. Volví a sentir como el desprecio de la gente se clavaba como cuchillos sobre mi persona.

¿Cuando parará esta paranoia creada artificialmente por gentuza con ansias de poder y dinero?
La industria del maltrato funciona como un reloj suizo.

Pero la gente de la calle, ni se plantea que una mujer puede sufrir el asalto de un ladrón, una agresión de diverso tipo, que hubuese sufrido un accidente laboral, que la mujer sea una abnegada boxeadora, que pueda haberse realizado un “trabajito” estético o que simplemente... se haya caído por las escaleras.

Siempre es mas fácil que la turba de borregos echen la culpa al macho agresor... Aunque ese macho, no sea mas que el compañero que cuida y limpia las heridas de su pareja herida.

domingo, 25 de septiembre de 2011

LA TORTUGA EN EL POSTE



Un joven está paseando por la plaza de un pueblo y decide tomar un descanso.
Se sienta en un banco... al lado hay un señor de más edad y, naturalmente, comienzan a conversar sobre el país, el gobierno y finalmente sobre los políticos.

El señor le dice al joven:
- "¿Sabe? -
LOS POLÍTICOS, SON COMO UNA TORTUGA EN UN POSTE
Después de un breve lapso, el joven responde:
- "No comprendo bien la analogía... ¿Qué significa éso, señor?"

Entonces, el señor le explica:
"Si vas caminando por el campo y ves una tortuga arriba de un poste de alambrado haciendo equilibrio" ¿Qué se te ocurre?
Viendo la cara de incomprensión del joven, continúa con su explicación:

- Primero: No entenderás cómo llegó ahí.
- Segundo: No podrás creer que esté ahí.
- Tercero: Sabrás que no pudo haber subido solita ahí .
- Cuarto: Estarás seguro que no debería estar ahí.
- Quinto: Serás consciente que no va a hacer nada útil mientras esté ahí.
"Entonces lo único sensato sería ayudarla a bajar."

EN LAS PRÓXIMAS ELECCIONES ,

HAGÁMOSLO BIEN, TRATEMOS DE QUE NINGÚN ANIMAL SUBA AL POSTE.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Concierto callejero en re menor.

Increíble concierto a la altura del nº 18 de la c./ Fuencarral (Madrid) a las 22:00 h de un martes 09/Agosto/2011.

Una pareja de violinistas.
Ella una deliciosa jovencita vestida con un ceñido vestido de satén rojo.
Él, mas acorde con las calles de Madrid un mes de Agosto.
Con toda la pinta de ser ambos, ciudadanos de uno de los países del este de Europa, nos deleitaron con un increíble concierto a dos violines interpretando tanto a compositores eslavos, como italianos, austriacos, etc.

Estuve a punto de llamar a un telepizza y cenar en la calle sin despegarme de estos virtuosos de la música que se encuentran en las antípodas de los molestísimos gitanos rumanos que joden por las terrazas con su trompeta o acordeón sin haberse dignado aún a aprender a tocar el instrumento.

Enhorabuena a esta parejilla de profesionales. Un pedazo de concierto en las calles de Madrid con coste 0 para el ayuntamiento y los ciudadanos (bueno, menos los euros que voluntariamente les dimos los viandantes).

miércoles, 19 de enero de 2011

Aparcamiento en bateria

Hace unos días, caminando de nuevo por Madrid, encontré una vez mas, una de esas escenas que te llaman desde dentro y necesitan que inmortalices a golpe de disparador fotográfico.

Por fortuna,iba pertrechado con mi cámara y realicé la foto correspondiente.

¿denuncia social?,¿arte gore?,¿batidora de conciencias disfrazada de foto?...

La verdad es que no lo sé muy bien. lo que si supe desde el primer instante es que la foto se titularía: "Aparcamiento en batería"

martes, 2 de noviembre de 2010

El colmo del morro indigente-pedigueño

No termino de entender como toleramos el abuso de "presuntos indigentes" que parasitan de nuestro dinero (obtenido con el esfuerzo de nuestro trabajo)y que tras la organización mafiosa para la que muchos trabajan, creen que somos la hucha mundial.

No tienen dinero para comer, pero la gran mayoría fuma y bebe. No madrugan ni trabajan, pero tienen generalmente propiedades adquiridas con nuestro dinero.

Explotan a sus menores, sin que las autoridades les quiten la custodia de los mismos.

Pero todas estas cosas mencionadas, son mas o menos "invisibles" para los viandantes.

Pero el colmo de una indigente que vi hace poco en la madrileña Puerta del Sol, es el hecho de verla marcar un número de su flamante teléfono móvil y tirarse alrededor de media hora hablando por él.

Ignoro si posee "tarifa plana" con su operador, pero yo que madrugo, trabajo pluriempleado y pago mis impuestos y sanciones varias impuestas por los estamentos oficiales, no me puedo permitir el lujo de llamar por el teléfono y hablar durante largo rato si deseo que mi operador no me de un "estacazo" de mas de 100 euros a fin de mes.

Por si no os lo podéis creer, he aquí la "foto del delito" :

Con todo esto no quiero decir que no existan personas menos favorecidas o caídas en desgracia a las que podríamos ayudar. De hecho, durante un corto periodo de tiempo yo me vi en aquella misma situación, pero de eso a que los vagos y jetas nos tomen el pelo, hay un largo trecho.

Abogo por dar semillas al que tiene hambre para que pueda comer durante largo tiempo... pero después de trabajarse un cultivo. El trabajo y la inserción social dignifican. Pero no el creerse con unos derechos adquiridos porque la vida nos jodió un día y no queramos molestarnos en intentar salir de esa situación o dar palo al agua el resto de nuestra existencia.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Incoherencias


Hace varios meses que tengo esta simpática foto de este graffiti.

Incoherente a rabiar,en realidad, la historia se remonta a algo mucho mas lógico.
Se trata de un punto de penetración habitual de grafiteros a unas instalaciones de RENFE y el graffiti ha sido perpetrado por los miembros del equipo de seguridad,con spays confiscados a grafiteros detenidos.

Curiosamente, es bastante absurdo el hecho de grafitear un tren. Inversión en pinturas,riesgo de ser "pillados" por los seguratas,riesgo de lesiones al acceder a las instalaciones, etc
¿Y para que?
Para que en menos de 24 horas, el graffiti haya sido retirado, limpiado, fotografiado y archivado digitalmente para la investigación y captura de los autores.

RENFE invierte al año unos 7 millones de euros en limpiar sus trenes. Cualquier acto incívico revierte negativamente al final en el bolsillo de los ciudadanos y muy especialmente a los usuarios del servicio de transporte (Curiosamente la mayoría de grafiteros lo son).

Habría que plantearse seriamente que es mas ilógico e incoherente: Si esta pintada o intentar grafitear trenes.

viernes, 1 de mayo de 2009

¡¡Feliz dia del trabajador!!

Es decir... a los pocos que aún tienen trabajo. A los pocos que disfrutan con el. A los que reciben un reconocimiento por su valía por parte de sus compañeros y superiores y tienen un salario digno.

A los que aún tienen subsidio de desempleo o no les han quitado la asistencia sanitaria y seguridad social.

Felicidades a todos aquellos que no viven en la indigencia porque su sueldo se lo queda prácticamente íntegro su ex-mujer o incluso a los que perdieron el curro tras una denuncia falsa de malos tratos al separarse de su antigua pareja.

Felicidades a aquellas mujeres que cobran el mismo salario que sus compañeros varones. Que fueron contratadas a sabiendas de tener pareja o a aquellas que no fueron despedidas al quedarse embarazadas.

Felicidades a todos aquellos trabajadores a quienes no chulean parte de su salario a fin de mes ni su propio jefe, la DGT o el ministerio de hacienda.

A todos aquellos a quienes no se levantan con miedo cada dia de haber sido despedidos o con la sombra en su empresa de un falso ERE.

Felicidades a todos aquellos que no sufren "mobbing" y a aquellos quienes no tienen ganas de partirle la cabeza al inútil-cabrón de su jefe.

Felicidades a aquellas trabajadoras que no sufren ni acoso sexual ni las iras de un jefe déspota.

Felicidades a "todos" ellos.
¡FELIZ DIA DEL TRABAJADOR!

jueves, 26 de marzo de 2009

Un destello.

Un destello brillante, llama mi atención.

Un sonido repentino, me hace alzar la mirada.

Un amor repentino, sacude mi corazón.

Es tu presencia, la que produce esa agradable sensación

en mi alma maltratada.

Una espera insoportable antes de una cita contigo

una desazón maldita cuando estoy lejos de ti.

campanas lejanas o el brillo de una luz en la lejanía

me empujan a buscar tu aliento, tu tacto y tu sentir.

Doktor Jeckill. Marzo 2009.

sábado, 7 de marzo de 2009

El bastón.

Mujer sola, orgullosa e independiente.
Luchaste por quien por ti, jamás luchó.

Te sentiste sola y con el “culo al aire” demasiadas veces
con hombres que no te valoraron ni la mitad de lo que te mereces.

Te acostumbraste a subir por empinadas laderas de afiladas aristas
de pedreras que te hacían caer, hiriéndote los tobillos, las rodillas y las manos.

Luchadora y leal, no viste la reciprocidad de tus actos.
Acabaste viéndote sola y la única mano que te ayudaba, se encontraba al final de tu brazo.

Ahora ya estás mayor y cansada.
Las heridas de tus rodillas aún no han cicatrizado.

Por eso Dios te mandó un bastón.
Con el que puedes apoyar el peso de tu cansancio, con la confianza de saber que no caerás.

Un bastón que te podrá sostener cuando en otro momento, había una solitaria caida.
Un bastón que te ayudará a levantarte desde el suelo sin herirte las manos.

Un bastón con el que el camino, es mas calmado, seguro y cómodo.
Un bastón que mantendrá alejado a quien te quiera hacer daño.

Confía en tu bastón y aprende a utilizarlo adecuadamente.
De nada te sirve llevarlo a tu zaga o arrastrando cualquiera de sus extremos.

El bastón de alguien que confía en el poder de su apoyo
es un bastón feliz. Un bastón seguro, un bastón que es útil.

De nada sirve un bastón olvidado en el paragüero de la entrada,
cuando debes de caminar por el accidentado camino de la vida.

Se que nunca antes tuviste un bastón en el que apoyarte.
Pero ahora lo tienes.
Déjame ser tu bastón.

Doktor Jeckill. Marzo de 2009.

miércoles, 28 de enero de 2009

El Angel de la Muerte



Sam, estaba cansado.
No. no es que hubiese tenido un dia muy ocupado. Era su vida la que anímicamente lo había agotado emocionalmente.

A sus casi cuarenta años de edad, había sufrido y disfrutado de una vida plena, intensa. Con grandes pasiones y experiencias, además de grandes fiascos económicos y sentimentales.

No había tenido suerte en el amor. Y a pesar de haber tenido siempre a mujeres en su vida. O bien no le habían llenado o bien se había equivocado de mujer a la hora de amar. Eligiendo siempre entregar su corazón a las peores víboras del género femenino.

Sam, había realizado casi todos los sueños de su infancia y juventud. Había trabajado en los empleos mas exóticos y había sido bastante bueno en todos ellos.
Desde hacía algún tiempo, dedicaba su creatividad a escribir relatos como este, a escribir reportajes sobre el mundo de la moto y la kustom kulture y a fotografiar modelos y motos espectaculares a partes iguales.

Vivía de prestado en el piso de un familiar en Wickenburg. Una pequeña ciudad de Arizona, a medio camino entre Phoenix y Flagstaff. No lejos de la mítica route 66.
Le apasionaban las puestas de sol en el desierto, el misterio del salvaje oeste, la cultura india y los choppers y los viejos hot rods californianos.

Allí disponía de material mas que suficiente para publicar en las revistas en las que colaboraba desde hacía ya muchos años. Pero en realidad, se trataba también de una excelente escusa para montar en su vieja motocicleta por las largas highways, con la única compañía del sonido de sus escapes, bajo el cálido sol de invierno del desierto americano.

Sam apenas salía ya a fiestas, concentraciones, rides, shows, conciertos o festivales que organizaban los bikers del oeste de los USA. Viejos conocidos en su mayoría, pero de los que necesitaba descansar.
Mas de lo mismo siempre. Las mismas actividades, las mismas caras y la misma marca de cerveza con la que olvidaba las penas mas latentes de la temporada.
Desde que estuvo en la cárcel por algún tiempo, por un crimen que no había cometido, le había cambiado bastante el carácter. Se había vuelto mucho mas reservado y se consideraba de alguna manera un preso politico. Una cabeza de turco de un sistema cada vez mas opresor, hipócrita, borrego y mojigato.

Cada día se introvertía mas en su especie de concha. Un muro infranqueable para los demás en el que no había sitio para el “mundo exterior”. Un lugar tremendamente triste, pero creativo, del que Sam, obtenía excelentes ideas para sus trabajos mas sobresalientes y aplaudidos.
La sensación de estar a la vuelta de todo en la vida. Lo que le privaba de sensaciones nuevas que pudiesen emocionarle o ilusionarle por lo que fuese, le hacían sentir cada día mas cansado de su vida y aburrido. Sin alicientes. Sin ganas de ver salir el sol una vez mas por las mañanas.



Aquella noche, Sam no podía dormir.
Había acabado un par de artículos, había enviado algunas fotografías a redacción por correo electrónico y había tratado de ver un rato la televisión. Tras quince minutos, cambiando de canal, se había convencido, de que no echaban nada interesante por la tele.
Dos cervezas mas tarde y una hora leyendo en la cama un libro que había comprado unos días antes, le convencieron de que esa noche no era noche para estar en casa.
Necesitaba darse un paseo por la noche del desierto, acompañando desde el asfalto, la melodía del aullido de los coyotes con el ronco sonido de su Harley Davidson negra como la boca del infierno.

Se vistió sin ceremonia, como miles de veces antes, lo había hecho casi a diario. Arrancó el motor de su caballo de acero y salió por las calles de la ciudad, iluminada por una preciosa luna llena y las luces interiores de algún que otro autobús nocturno.
Atravesó las amplias y mojadas avenidas de algunos suburbios de Wickenburg, en donde en algún punto indeterminado desaparecen las viviendas, para dejar paso a algunas naves industriales, almacenes y ya por fin, la soledad y planicie del desierto.

Hacía una noche agradable, tan solo amenazada por la presencia de unos rayos y el apagado sonido de algunos truenos en la lejanía. Corría la suave brisa del desierto que acariciaba su piel húmeda por el sudor y hacía rodar de vez en cuando algún que otro arbusto redondo, que cruzaba imprudentemente la banda de asfalto de la carretera solitaria.

Sam apretó el puño del gas a través de aquella carretera solitaria y sin apenas curvas durante varias millas. Hasta que se sintió solo e insignificante bajo el cielo estrellado.
Podía contemplar perfectamente el cinturón de estrellas que componían la Via láctea, asi como la estrella polar, las osas menor y mayor, el guerrero Orión o la “W” de Casiopea.
Parado en aquel lateral de aquella carretera solitaria, se sentía en contacto directo con Dios.

Solo ellos dos, para hablar o sentir lo que les saliese de la polla, sin que nadie les interrumpiese.
Era la única iglesia que pisaba Sam desde hacía muchos años. La única iglesia que había construído Dios. Y no los hombres, como había descrito en alguna ocasión a una pequeña selección de amigos íntimos.



No se sabe cuanto tiempo estuvo Sam parado en aquella cuneta, bajo la luz de la luna llena y las estrellas hasta que sintió la proximidad de un sonido ronco de motor en la lejanía del desierto.
Un sonido que se intensificaba por momentos y un haz de luz que se aproximaba en la lejanía hacia donde se encontraba el.
A los cinco minutos mas o menos, el misterio se disipó al parar junto a él, un precioso chopper de estilo californiano y minimalista, con un mtor S&S de 110 cubic inches, unos escapes artesanales que rugían como la mismísima boca del infierno y la mas bella amazona que podría haber imaginado en sus mas lúbricos sueños.

Una pelirroja con el pelo muy largo y rizado, de una estatura de 170 cms aproximadamente, de piel blanca y pecosa. Con unos ojos claros como el hielo y con un cuerpo espectacular. Cinturita esbelta y tetas gordas, que se adivinaban bajo su camiseta blanca, bajo una chaqueta de cuero abierta y sus vaqueros de cuero ajustados, con ceñidor de serpiente y hebilla de plata.



Sam no podía creer lo que estaba viendo, hasta que la pelirroja echó sus botas a tierra y se acercó hasta él.

-Hola. ¿Que hace un chico como tu en un sitio como este... y a estas horas de la noche? (Preguntó la pelirroja).

-He salido a dar una vuelta. No podía dormir bien (respondió Sam mientras se recomponía torpemente de la sorpresa).
-Lo hago con cierta frecuencia, aunque hace ya algún tiempo que no lo hacía. ¿Y tu?.

-He salido por lo mismo y por ver el eclipse de luna que habrá esta noche.
-Por cierto: Mi madre dice que no hable con extraños. (dijo con una mueca guasona). Me llamo Eva.

-Ja, ja, ja. Yo soy Sam. Encantado de conocerte, Eva. Tienes el nombre de la mujer que es la perdición de cualquier hombre desde el día de la creación (Sam bromeó con intención de tirarle los “tejos” a la pelirroja).
-No sabía que esta noche hubiese un eclipse lunar.

-Pues lo hay. Dentro de una hora y media o dos. Si quieres lo podemos ver juntos. Dicen que se conceden los sueños mas difíciles si los pides con la suficiente fe.
-¿Hacia donde vas?.

-Me da igual. A donde tu quieras. Y no tenía ningún deseo hasta que te he conocido.

-Ja, ja, ja. Pues lo mismo que yo (respondió Eva).

A Sam se le pusieron los ojos como platos y se le erizó la piel de la nuca al escuchar esta última frase.
-Perooooo. Un pivón como tu, seguro que tiene a un maromo que no te suelta ni con agua caliente (replicó Sam).

-No des tantas cosas “lógicas”por hechas, chaval. Confía mas en tu instinto.

-Mi instinto me dice que eres la tía con la que he soñado durante toda mi puta vida, nena.

-Tal vez por eso estoy aquí.

Mientras Eva decía esto, se acercó mucho a Sam buscando besarlo, mientras acercaba su cabeza sujetándolo por la nuca con sus delicadas manos protegidas con unos mitones de piel.

Sam se dejó hacer y pronto sintió el beso húmedo e intenso, los pechos cálidos sobre él y un tremendo escalofrío que a punto estuvo de hacerle perder el sentido. Era el beso mas intenso, dulce pero también mas extraño y desconcertante que había sentido en toda su vida.

-Si quieres, damos una vuelta hasta una zona con curvas que hay entre Congress y Prescott. Desde allí podemos ver el eclipse de puta madre.

-Ok, Eva. Te sigo.



Ambos montaron en sus motos y el estruendo de sus motores, rompió la calma del desierto.
Como dos motoristas fantasmas, el haz de luz de sus faros, cortaban por la mitad la inmensidad de la noche. La inmensidad del desierto... de camino hacia la zona donde se habían visto caer algunos relámpagos.

Eva pilotaba de puta madre. Trazaba las curvas a tumba abierta, hasta que las chispas de sus escapes o chasis en contacto con el asfalto, saltaban mágicamente, dándole a la hembra, un toque mas salvaje y exótico si cabe, que estaba poniendo a Sam “cardiaco” solo de verla.
De hecho, le costaba seguir su ritmo, a pesar de que sus huevos estaban mas que pelados de ver el asfalto bajo ellos durante muchos años.
Velocidades de mas de 160 kms/h por carreteras de apenas dos carriles y por las que de un momento a otro se les podía cruzar cualquier bicho salvaje, hacían que la adrenalina del cuerpo de Sam, inundase cada uno de sus sentidos.

Finalmente, cuando ambos se detuvieron en la cima de una especie de páramo en pleno desierto. Se sentaron sobre a una gran roca desde la que podían ver la cúpula celeste sin temor a ser mordidos por una serpiente de las que andan por entre los arbustos.

Se abrazaron, se besaron y hablaron de muchas cosas. Trascendentes unas e intranscendentes otras.
Desde luego, Eva era la tia de sus sueños. Sam se había enamorado completamente de ella, cuando la conversación se fué derivando a algunas cuestiones metafísicas.

Fué entonces cuando le acarició muy dulcemente y mirándole a los ojos le contó que a veces, las cosas no son lo que parecen. Que el ser humano, siempre ha teñido de dramatismo cuestiones como la muerte y que en realidad ella siempre había estado con el. Velando por su seguridad y observando como vivía.

Sam se asustó un poco. ¿Que clase de loca le había tocado en esa ocasión?. ¿A que se refería?.
Fué entonces cuando Eva le confesó a Sam su verdadera identidad.

-Soy tu Angel de la Muerte y he venido a por ti.



Sam se quedó pálido, porque pensó que la tia era una psicópata asesina que acabaría con él de un hachazo en cualquier instante.

-No. No soy una psicópata asesina (respondió Eva leyendo sus pensamientos). Siempre he estado contigo prácticamente desde que naciste.
-En muchas culturas, se me conoce como angel de la muerte, en otras como angel de la guarda, en otras, simplemente como tu angel.
-Dicen que el roce hace el cariño y pese a que me has hecho trabajar bastante en ocasiones con algunas de tus peleas y accidentes para que no fuese “tu hora” (le reprochó en broma), terminé enamorándome de ti.
-Recuerda que en otro tiempo, yo también fuí una persona. Pero no fuí lo suficientemente completa y plena en mi vida como para dar el “gran paso”, sino que tuve que pasar un tiempo dedicándome a una misión encomendada. La de ser “tu angel”.
-Digamos que tampoco ahora es “tu hora”. Esto ha sido una especie de truco, de trampa mía para estar contigo el resto de la eternidad como pago a mi “paraiso” que se puede materializar debido al eclipse de esta noche, algún tiempo antes del que estaba escrito en las estrellas.

-Por eso puedes elegir, Sam. Puedes elegir continuar viviendo tu vida y yo continuaré esperando el día en que tenga que venir a acompañarte hacia la otra dimensión para estar juntos (si así lo deseas), o bien puedes montar en mi moto esta noche mientras se produce el eclipse y marchar juntos hacia la eternidad.
-El eclipse abre las puertas de ambas dimensiones, para que de cuando en cuando, se puedan materializar los sueños imposibles. Y esta es una ocasión en la que tu sueño y mi sueño, creo que bien merecían que yo te confesase esta situación.

Sam lo pensó durante unos minutos. En silencio.
Su vida, sus sueños, sus anhelos, pasaron por su mente a una velocidad vertiginosa.
Meditó seriamente si quería acompañar a Eva o continuar viviendo su vida, que tampoco estaba tan mal. Al fin y al cabo, vivia sin lujos, pero lo hacia como quería y en relativa libertad.
No sabía si le quedaría mucho tiempo hasta que llegase la hora de su muerte, pero tampoco le importaba demasiado.



Decidió finalmente que en su vida “el pescado estaba todo vendido” y que ya no le quedaba nada mas por hacer, mas que ser feliz en la eternidad con la mujer de sus sueños. Con su Angel de la Muerte. Con quien había confesado un amor mutuo, sabiendo de alguna manera, que Eva no le había mentido en nada.

Sam se levantó lentamente y tiró del brazo de Eva para ponerla de pie frente a él y abrazarla.
La beso dulcemente hasta que notó el cuerpo de Eva estremecerse y fué cuando la dijo:
-Te amo. Vamos en tu moto a donde me lleves.

Ambos se sentaron el el chopper de Eva. Ella arrancó el motor de la máquina y el haz de luz de la motocicleta volvió a rasgar la oscuridad de la noche, en dirección al eclipse de luna que se producía en ese instante, creando una oscura silueta en la luz que iluminaba la noche. En dirección a los rayos que caían alrededor de donde rodaban. En dirección ...
A la eternidad.



Nunca mas se supo de Sam ni se encontró su cuerpo.
Al cabo de pocos días, las autoridades hallaron su Harley estacionada en un lateral de la ruta 66 cerca de Flagstaff. Con las llaves puestas en el contacto y gasolina mas que suficiente en el depósito.

Al cabo de unas semanas se canceló su búsqueda y algunas de las revistas para las que trabajó, se hicieron eco de la noticia, publicando una pequeña columna de recuerdo.

Los amigos de Sam, colocaron su retrato en el bar que frecuentaban, frente a la barra, junto al retrato de los demás bikers fallecidos. Por los que brindaban en su honor frecuentemente.
También hicieron una ceremonia de despedida, en la que el rugir de numerosas motos, sonó hasta en el mismísimo infierno y la bebida, sus escritos y sus fotografías, no faltaron.

Para las autoridades, tan solo se trató de un posible ajuste de cuentas, en el que alguna banda rival había matado a Sam y había hecho desaparecer el cadáver.

Doktor Jeckill. Enero de 2009.

viernes, 23 de enero de 2009

Carta a mi hijo.

¿Sabes? Te echo demasiado de menos.
¿recuerdas cuando disfrutábamos juntos jugando, viajando o leyendo un cuento?.

Disfruté enormemente de tu niñez.
Cambiándote los pañales, limpiándote o dándote de comer.
En algunas ocasiones tuve que regañarte,
pero en muchas mas, eras mi gran motivo de orgullo.

Recuerdo cada instante tu mirada, tus ojillos grandes y despiertos, tus risas, a carcajadas y tu ansia por aprender y por ser mayor de lo que eras.
Tus primeros pasos, tus primeras frases, tus primeras trastadas...
Todo aquel cúmulo de etapas que juntos compartimos.

Hasta que tu madre te arrancó de mi lado.
Hasta que con palabras hirientes, tu madre compitió por tu amor y respeto tratando de envenenarte contra mi.
Durante muchos años no lo consiguió. Tu seguías queriendo a tu papá y te llenabas de ilusión cada vez que nos veíamos a escondidas.
A escondidas porque si no, tu madre te gritaba, pegaba y castigaba, sin que nadie pudiese evitarlo, ya que la ley le daba “patente de corso” al ser mujer.

Yo he tenido que callar durante todos estos años. He tenido que aguantar las injusticias,las misandrias y los reproches por no haber litigado legalmente un proceso que sabía que no podría ganar.

Y lo mas importante era que tú, en medio, serías siempre el “daño colateral” que mas sufriría.
Para evitarlo, siempre te dije que hicieses caso a tu madre y a tus profesores para tu bien y educación. Creo que jamás me oiste hablar mal de ella para que no perdieses mas aún la visión de su figura tutelar y te invité a que te dejases educar por ella en la medida de lo razonable.

Dentro de poco serás legalmente mayor. Legalmente adulto. Moralmente responsable.
Siempre te dejé claro que estaría allí. A tu lado siempre que me necesitases. Que si tuvieras cualquier problema recurrieses a tus profesores (que siempre tuvieron mi teléfono) o a la policia para localizarme de inmediato y que estuviese donde estuviese, en un plazo mínimo de tiempo, estaría junto a ti haciendo frente a lo que fuese.

La promesa que siempre te hice continúa vigente. Solo que ahora, además, ya no tendrás que rendir cuentas a tu madre. Serás un ser adulto y con capacidad de decisión sobre tus actos y movimientos.
Estoy deseando de volver a verte.
Son muchos los años en los que no podía ver niños sin que se me humedeciesen los ojos y se me encogiese el corazón recordándo tu ausencia.

Tuve que alejarme por tu bien. Para que no fueses el objetivo de la ira de tu madre.
Disfruté muchísimo de tu infancia, me he perdido tu adolescencia...
pero por favor. Déjame vivir contigo los pequeños y los grandes momentos que te proporcionará tu juventud y tu edad adulta.
Los problemas, los miedos, los triunfos y los sueños obtenidos.

Y déjame guiar tu mano por un camino recto para que el día de mañana seas todo lo que quieras ser, sin necesidad de perjudicar a nadie en tu camino.

Deseo tanto pasar esta página de nuestras vidas, que me ansío esperando el momento. Sin recuerdos negativos, sin reproches, sin problemas...
Te echo tantísimo de menos, hijo...
que ya no aguanto mas tiempo sin tenerte a mi lado.



Doktor Jeckill. Escrito en la mente (y el corazón) en 1998 y plasmado al papel en Mayo de 2008.

martes, 20 de enero de 2009

Si el gobierno te trata peor que a un perro, ¡Hazte lobo!


Eres un “presunto” maltratador, solamente porque tienes pareja.

Eres un “presunto” agresor sexual, porque tienes pene.

Un “presunto” pederasta, porque navegas por Internet.

Un “presunto” evasor de impuestos porque te investiga hacienda.

Un “presunto” criminal violento, porque eres hombre.

Eres también un “presunto” terrorista vial, porque tienes vehiculo a motor.

Y un “presunto” pirata de la propiedad intelectual porque tienes CD´s virgenes.

Eres de igual manera, un “presunto” delincuente ecológico porque generas basura.

Eres un “presunto” suicida inconsciente al que le sobra el dinero, porque tienes una moto.

Eres un “presunto” insolidario, porque hay mujeres que cobran menos que tu.

Eres un “presunto” fascista y nazi, porque tienes tus propias ideas políticas.

Un “presunto” asesino del medio ambiente porque consumes gasolina.

Un “presunto” cruel con los animales porque vas a los toros o tienes una chaqueta de cuero.

Eres un “presunto” misógino, machista y descerebrado porque eres heterosexual.

Eres un “presunto” xenófobo, porque no aceptas la imposición de otras culturas en tu barrio.

Eres un “presunto” cerdo consumista, porque mientras hay niños que mueren de hambre en el mundo, tu te aprietas un chuletón en casa de tu madre.

Eres un “presunto” cabronazo, porque no das el 0´7% de tu dinero a las ONG´S para el tercer mundo.

Eres un “presunto” racista por no aceptar al negro que vende droga en el colegio de tu hijo o a los latinos que exigen un pago por el uso de una cancha deportiva publica de tu barrio.

Eres un “presunto” componente de una banda criminal organizada, porque llevas en tu moto una pegatina de “Support MC”.

Eres un “presunto” toxicómano, porque fumas porros o porque tomas los antidepresivos que te recetó tu médico.

Eres un “presunto” vago y una lacra social que le pesa a la seguridad social porque llevas meses en el paro.

Eres un “presunto” navajero, porque llevas una navaja o alicate multiuso en su funda del cinturón, desde que fuiste boy scout.

Eres “presuntamente” muchas cosas mas. Pero como no nos podemos fiar de tantas de tus “presunciones”, vamos a tratarte como si todas esos estigmas que te marcan, sean verdad (que seguro que lo son, al menos muchos de ellos).

Bienvenido al infierno, pedazo de cabrón. No tienes derecho a la vida y a la libertad, pero te dejaremos libre tal vez, siempre que produzcas nuestro dinero y para que continúes pagando el crédito que debes a una de nuestras queridas entidades bancarias.

El estado necesita que empujes la rueda de molino que hace que funcione nuestra perfecta, tolerante y pacífica sociedad, en la que no tienes cabida, pero que si eres un cordero fiel, te permitiremos disfrutar... tal vez.

Firmado:
El gobierno de tu país, que trabaja día a día por tu bienestar y el de todos.

miércoles, 7 de enero de 2009

Doce campanadas.

Doce campanadas, rompen el silencio de la noche gélida y oscura,
en el campanario de un reloj lejano.

Doce segundos intensos, en los que nuestras miradas se cruzan
con fuego de pasión en la mirada.

Doce uvas cada uno, que comemos para recibir un nuevo año.

Doce meses que quedan atrás, para recordar en el olvido.

Doce instantes mágicos, que indican el inicio de una nueva vida.

Doce besos, doce caricias, doce susurros...

En el cambio del año, en el cambio de vida,
en el cambio del dolor y penurias, hacia la esperanza.

Un nuevo periodo se abre ante nosotros para que lo apuremos con pasión.

Un periodo de doce.
Doce... ¿dias, semanas, años, lustros?

Yo digo: “Doce besos”, que sellan doce promesas, doce compromisos, doce alientos de solo dos personas que se funden en una, con el nuevo año.

Doce ilusiones, doce sorbos de champán...
Doce orgasmos para antes de que acabe la noche.

Doce millones de caricias...
solamente, en mitad de la noche.

Doce campanadas en el campanario de un reloj lejano.
Solamente, entre tu y yo.


Doktor Jeckill. Enero de 2009.

sábado, 13 de diciembre de 2008

Te deseo por tu cuerpo

A menudo bromeas diciéndome que solo te deseo por tu cuerpo
... Y tienes razón.

Que te quiero por el sexo... por el buen sexo que me das
... y también tienes razón.

Que me gusta tocarte las tetas, como si de un remedio contra el estress se tratase
... y aquí, reconozco que también tienes razón.

Pero también te quiero por tu saber estar.
Por tu educación, inteligencia y cultura.

Por tu creatividad, fortaleza y empuje
Y por que siendo iguales, me tratas como a tu señor.

Te deseo porque soy mejor cuando tu estás a mi lado
porque la calidez de tu piel, templa mi corazón helado
porque no me siento solo cuando estoy entre tus brazos.

Te quiero porque a menudo te sorprendo mirándome
con deseo y con dulzura, en la oscuridad de la habitación

Y porque se te ilumina la cara de orgullo
cuando te beso en público, orgulloso de ser tuyo.

Porque dia a día y noche tras noche
haces que poco a poco, me olvide de malas experiencias pasadas.

Porque con tu dulzura, calma y constancia
me haces sentir que al menos para alguien, soy especial e importante.

Porque no tuviste miedo al mostrarme tu lado mas vulnerable
permitiéndome la posiblidad de hacerte daño

aprovecho esa circunstancia, para quererte, mimarte y protegerte aún mas.
Aprovecho tus debilidades para hacerte feliz y que te sientas orgullosa de mi.

Te quiero porque cuando me rascas la espalda
me acaricias el alma.

Te quiero porque me siento afortunado
de que alguien como tu, quiera a alguien como yo.

A menudo bromeas diciéndome que solo te deseo por tu cuerpo
... Y tienes razón

... Entre otras cosas.

Doktor Jeckill. Diciembre de 2008.