El norte, el barco y el dinero
Sabías navegar bien, lejos de las rocas
Con pericia y precisión, como pocas.
No sospechaste que la soledad del mar
No difiere mucho de la de la barra de un bar
Solitario y rudo contra los elementos
Te sentiste solo y triste por momentos
Y no viste venir el peligro desde la orilla
Solo viste su pelo rubio y su cuerpo de maravilla.
Sabias navegar y tragarte tus penas
Pero nadie te advirtió sobre cantos de sirenas
Cantos que ejercían sobre ti, poderosa atracción
Como si del mismo infierno, llegase la maldición
Hacia rocas y escollos de desesperación
Te llevó su dulce canto, directo a la perdición.
Ahora estas en el dique seco, marinero
Solo, triste y sin dinero
En la taberna de cualquier puerto
En el fondo del mar quedó tu orgullo muerto.
tras los traicioneros cantos de sirenas
Solo queda hiel corriendo por tus venas
Busca nueva tripulación y una nave con la que zarpar
En la inmensidad del océano, para poder olvidar
Volver en cada puerto, a tener una mujer
Esperando durante la travesía sus cuerpos oler
Peleas en tabernas, ron y mujeres por doquier
No son malas recetas, para intentar olvidar a aquella mujer
Navega lejos de la costa marinero, huye de la pena
Y sobretodo, no vuelvas a escuchar los cantos de sirena.
Doktor Jeckill. Abril de 2006.

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