miércoles, 10 de septiembre de 2008

Prosa poética con mala leche.



Me preguntas si me acuerdo de ti.
Y yo recuerdo tus malos modos y groserías continuas.

Me preguntas si aún recuerdo cuando estabamos juntos.
Y si. Recuerdo tu manera de humillarme y agredirme de palabra y de obra.

Dices que me echas de menos y que te gustaría que todo fuese como antes.
Pero antes de volver con mi torturadora, prefiero vivir en soledad y sin que nada sea “como antes”.

Me jurabas amor eterno, mientras carecías de la mínima lealtad en tu presente.
Soñabas con un hombre que te amase como yo, mientras te dedicabas a destrozar mis ilusiones y cada momento de mi pasion.

Preguntas si ha habido ya otras, esperando que te diga que no.
Pero si. Las ha habido, pero muy distintas, por fortuna,a ti.

¿Pero solo te he amado a ti verdad?.
No bonita. He amado mas que a ti a quienes me han tratado mucho mejor que tu.

Al menos, aseguras que serán mas feas, viejas y gordas que tu, porque yo no podría aspirar a nada digno.
Pero también te equivocas en eso. Son mas jóvenes, sinceras, personas, inteligentes, cultas y atractivas que tu.

Al menos, preguntas ya irritada dando por hecho que nadie me amaba en la cama mejor que tu.
Tu, insegura, ñoña, mediocre, violenta, cómodona, vaga y muy usada sexualmente hablando.
¿Adivinas ya la respuesta?

Me preguntas si me acuerdo de ti.
Si. Me acuerdo de tu violencia, hostilidad permanente, tu modo oscuro de ver la vida y de tu afirmación de que todos los hombres somos unos maltratadores y todas las mujeres, unas putas.

Me acuerdo de ti en cada momento, pero para no volver jamás a tropezar en mi vida con ninguna más como tu. Con tanto rencor, odio e inseguridad dentro de ti.
Oportunista del momento, depredadora del amor, prostituyéndolo siempre con un fin económico para tu exclusivo beneficio sin importarte las consecuencias para los demás.



Continúa con tu vida de larva carroñera, haciendo lo que mejor sabes hacer. A un pobre diablo tras otro, hasta que alguno, por fin en realidad, te haga lo que tanto nos achacas a todos y te de uno o mil malos golpes, y por fin pases a ser una verdadera y genuína víctima de la violencia de género.

Pero tu a mi, olvídame, porque solo te recuerdo para no volver a pasar por la experiencia que sufrí contigo.
Olvidame porque no volveré jamás contigo, por mucho que me jures y perjures que has cambiado, que soy el hombre de tu vida y que me comprarás mi sueño favorito, obtenido con la sucia actividad que llevas ejerciendo durante tanto tiempo, que ya no sabes siquiera, lo que supone el concepto de ser mujer.

No gastes mas llamadas de teléfono en medio de la noche con número anónimo, esperando que con ello, no te olvide.

No te odio, ni me das lástima. Tan solo te desprecio.
Mi vida ahora está iluminada por la luz de otra mujer que calienta e ilumina. No como tu, que enfrías y sumes a cualquiera en las sombras.

Vuelve a tu mundo de basura, vicio y drogas, enmarcadas en bonitos cuadros de una presunta alta sociedad a la que realmente, jamás pertenecerás y que disimulan lo que hay mas adentro de tu negra alma.
Yo no pertenezco a tu mundo, pero sobretodo, no te pertenezco a ti.

Doktor Jeckill, 2007.

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