miércoles, 10 de septiembre de 2008

Marinero varado



Sin la brisa marina del amanecer en el rostro
sin el tintineo de la mesana en una noche de calma.

Así te sientes varado en tierra firme.

Con el olor ocre de la bebida y el abandono en un puerto cualquiera
echas de menos el olor del salitre de las grandes masas de agua.

Marinero varado en recuerdos y soledad.

Recuerdos de grandes batallas contra enormes olas
y la lucha contra el poder de las tormentas.

La caricia de amores lejanos
... en la distancia y en el tiempo

noches de sudor entre calores tropicales.

El esfuerzo de izar la mayor y su visión majestuosa a barlovento
o las noches de calma rotas por la compañía de delfines.

El peligro de lo intangible en la soledad de la nada
poco tiene que ver con tu actual soledad y el peligro de tu melancolía.

Neptuno te reclama, marinero.
No estas hecho para un seguro puerto de mar.

Vuelve a la inmensidad de la mar océana
Lugar en donde mora la libertad de tu alma.

Allá donde cantos de sirena te atraen peligrosamente
y brisas favorables te impulsan lejos de su influjo.

Allá donde tu destino esta tatuado en cada parte de tu piel
y pendientes en tu oreja certifican tu regreso del infierno mil veces.

Sin la brisa marina del amanecer en el rostro
sin el tintineo de la mesana en una noche de calma.

Así te sientes varado en tierra firme.

Doktor Jeckill. Agosto 2008.

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