miércoles, 10 de septiembre de 2008

Damas de alquiler.

A cambio de unas copas o de un puñado de monedas
Puedes poseer el amor ocasional de una dama de alquiler.

Lo que en círculos elegantes
Se denomina una “mala mujer”

Valientemente reconocen la tarifa de su amor por anticipado
Y después no has de lamentar un gran desaguisado.

Solitarias pero afables, esconden su corazón
Si les cuentas tus problemas, siempre te darán la razón.

Si les regalas una rosa, la recibirán sorprendidas
Una sonrisa, un beso a cambio, te darán lo que pidas.

Samaritanas del amor, profesionales del placer,
A cambio de un precio, te harán o dejarán hacer.


No preguntes sobre ellas, porque mentirán
Celosas de su secreto, que jamás confesarán.

Limítate a vivir la noche sin culpa ni prejuicios
Sin obligaciones, sin esfuerzos, ellas no hacen juicios.

Un pasado doloroso, un presente vacío y un futuro sin esperanza
Una vida rota en pedazos, un corazón roto con lanza.

Si las ves en las esquinas de la ciudad
No mires hacia otro lado, trátalas con dignidad

Aunque llueva, haga frío o las coma la humedad
Las verás bajo la lluvia, sufriendo con humildad

Esperando a un caballero, que las pague sus servicios
Con discreción y esmero, satisfarán todos sus vicios.

Por tan solo unos cuantos dólares, podrás tener una dama de alquiler
sin pasado ni futuro, que esconde tras sus risas, a una cansada y triste mujer.

Doktor Jeckill 2004.

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